La electroestética es un
tratamiento de belleza que consiste en la aplicación de pequeñas cargas
eléctricas de iones positivos y negativos para mejorar la apariencia física de
las personas. Esta metodología ha experimentado importantes cambios a lo largo
de los años debido a la aplicación de nuevas tecnologías y a los avances en la
investigación.
Los profesionales que realicen
estos tratamientos deben tener un amplio conocimiento de las diferentes
técnicas y de la aparatología que deben utilizar. La electroestética ofrece
grandes resultados estéticos puesto que aporta oxígeno a los tejidos
retrasando, de esta forma, el envejecimiento. La producción de oxígeno aumenta,
también, el ritmo de la circulación sanguínea, lo que permite una mejor
absorción de líquidos que deriva en una disminución del peso. Por otra parte,
aumenta la tonicidad muscular y la movilidad en general.
En la mayor parte de los casos se
aplica por medio de la gimnasia pasiva dada su utilidad en procesos de
adelgazamiento y también es recomendable para personas que padecen pesadez en
las piernas. Otra de las utilidades de la electroestética es para tratamientos
faciales como peelings y como atenuante de líneas de expresión.
Las diferentes técnicas o
corrientes eléctricas se combinan con determinados productos para conseguir una
mejor penetración en la piel y conseguir la aplicación del tratamiento de
renovación celular en mayor profundidad.