Un asesor de imagen es un
consejero de personas que debe considerarse a sí mismo como un agente de
cambio. Su trabajo consiste en acentuar la importancia del aspecto estético de
sus clientes sin alterar su personalidad.
El asesor es, por tanto, un
estudioso de las características propias de cada individuo con el objetivo de
asesorarle para que muestre la mejor imagen posible. De esta forma, debe
potenciar aquellos aspectos positivos y ocultar los negativos. Producir un look
adecuado es una tarea que requiere el trabajo de peluqueros, maquilladores,
estilistas, diseñadores de vestuario, etc.
Las empresas dedicadas a esta
función suelen tener altos índices de rentabilidad puesto que se configuran
como un servicio exclusivo demandado sobre todo por gente con alto poder adquisitivo.
En el asesoramiento de imagen
personal intervienen aspectos como la morfología facial, el lenguaje oral y
corporal, el vestuario, el protocolo, la estética, etc. Todo enfocado a mejorar
la presencia de una persona ante los demás. Se gestiona el aspecto físico, pero
también deben mejorarse los modales del cliente ayudándolo a optimizar su
interacción con el entorno.